El vado del Río Tajo a su paso por Fuentidueña ha sido siempre lugar estratégico por su situación geográfica. Numerosas formas de cruzar el Tajo se han sucedido a lo largo de la historia, la más antigua aprovechando el bajo caudal en determinados meses del año, después, barcazas de maromas y casi a tiro de piedra en la historia, la construcción del fuerte y robusto puente. Las numerosas riadas de un Tajo importante, largo y caudaloso antaño, daban al traste con los métodos utilizados.
Precisamente fue una de estas riadas la que propició una de las tradiciones más singulares de la región y de la geografía española, la Embarcación de la Virgen de Alarilla, la única procesión fluvial que se celebra en el interior de la Península.
La fuerte crecida del 16 de marzo de 1866 en la que un caminero y a un pastor pierden la vida al intentar cruzar el río en la barcaza propicia que las instituciones aceleren la construcción de una barca más segura. El proyecto fue aprobado por la mismísima Reina Isabel II y el servicio para cruzar el paso se reanudó el 27 de abril de 1866, aunque otras fuentes apuntan al 24 de julio de ese mismo año. El presupuesto fueron 3.949,60 escudos. La nueva barcaza bastante segura, devolvió la confianza a los vecinos de la comarca estableciendo el paso al comercio hacia la capital, muy fructífero para los agricultores, viticultores y para el correo.

El hecho desembocó en una curiosa petición del Alcalde de Fuentidueña a la Administración el 29 de agosto de 1866, el permiso para utilizar la barcaza en las fiestas patronales que se celebran en septiembre con el fin de hacer una procesión por el río con la imagen de la Virgen de Alarilla sobre la barcaza. El permiso se concedió. Los vecinos decoraron la barca con farolillos de papel y velas, dando lugar a una de las tradiciones más arraigadas en el municipio. Según documentos del Archivo de la Diócesis de Alcalá, la primera Embarcación se celebró el día 8 de septiembre de 1866.
Hoy, casi 156 años después, se sigue preparando y celebrando. Cada año, el segundo domingo de septiembre los fuentidueñeros celebramos la Fiesta Grande de nuestra Patrona. La Misa Mayor de ese día viene precedida por una procesión que comienza el día antes sacando a la Virgen de Alarilla de la iglesia de San Andrés a media tarde para trasladarla a la Ermita que lleva su nombre. Merienda, rezos, cantos y charlas calientan el momento hasta la caída de la tarde. Es entonces cuando los fuentidueñeros la regresamos “a casa” haciéndola embarcar para navegar por el Río Tajo. La noche es cómplice del momento, los miles de visitantes que abarrotan las orillas del Tajo también. Por el río, las antorchas de la peña “El Tope” anuncian el momento arrancando los pri meros aplausos. Minutos después aparece la barcaza iluminada de mil colores y coronada con la imagen de Alarilla. Aplausos, vivas,…. un momento mágico que los cientos de nadadores que acompañan a la Virgen por el río terminan de decorar. Un marco incomparable para un momento único. Cuando Virgen y nadadores llegan al Puente de Viejo o de Hierro atribuido a Eiffel, la noche cierra la escena dando paso al castillo de fuegos artificiales que subraya de manera espectacular y rotunda esta singular Procesión. Con el último cohete la imagen continua su camino en Carroza hacia el pueblo y hasta la iglesia para celebrar su Misa Mayor al día siguiente. Son dos días intensos que con el paso del tiempo han ido cobrando un protagonismo sin igual en la comarca y en la región.
El Tajo y el Paso. La Virgen y el Tajo. A punto de cumplir 156 años siempre unidos Río, Paso y Virgen. El lugar es hoy punto de encuentro festivo y religioso para miles de visitantes.
La tradición tiene tanta repercusión en la Comarca que fue declarada de Interés Turístico Regional en 2001 a petición de la Corporación Municipal del momento.
Quince años después, el sábado 16 de julio de 2016, año en el que La Embarcación celebraba su 150 aniversario, la Virgen de Alarilla fue coronada por Monseñor J. Antonio Reig Plá, Obispo de la Diócesis de Alcalá, a petición de la Hermandad Virgen de Alarilla de Fuentidueña de la que era Presidenta Margarita Gonzalo. Ese día acompañaron a la Virgen alrededor de cuatro mil personas en una espectacular procesión y eucaristía en la que participaron treinta y cuatro hermandades y cofradías. De los dos hechos deja constancia el Ayuntamiento en el monumento conmemorativo que instaló en las inmediaciones del Puente de Hierro.

El Tajo y el Paso. La Virgen y el Tajo. Las frecuentes riadas fueron deteriorando la Barcaza de la Reina y la alcaldía de Fuentidueña apoyada por los demás alcaldes de la Comarca y la de Tarancón, solicitaron a la Dirección General de Obras Públicas y a la Diputación de Cuenca la construcción de un puente. La petición se admitió y el encargo se le hace a D. Rafael Manares en 1867, que posteriormente modifica D. José de Echevarría (1871) que decide marchar a Francia para conocer las nuevas formas técnicas, contactando con prestigiosos técnicos ingenieros como son J. B. Lanet, Pige y el mismísimo Eiffel, siendo la empresa Imbert y Cia la elegida para la construcción del nuevo, esta vez de hierro y con la nueva técnica de remaches, roblón calentado, imitando en el ensamblaje de piezas el utilizado en el montaje de la Torre Eiffel de París. Las piezas para el Puente de Fuentidueña se elaboraron en los talleres de París, siendo transportadas hasta Alicante y trasladadas posteriormente a Fuentidueña.
Las obras de montaje se iniciaron en abril de 1875, siendo recepcionadas el 29 de mayo de 1876. El presupuesto de aquel puente fue de 66.592 francos para el hierro y 140.000 pts. para el montaje.
Y casi desde entonces, Virgen, Tajo y Puente.
Pero 2022 nos regala otro reconocimiento para nuestra fiesta cuando están a punto de cumplirse sus 156 años de historia. El Consejo de Gobierno de la Comunidad de Madrid declara con fecha de 23 de marzo de 2022 Bien de Interés Cultural -BIC-, en la categoría de Hecho Cultural, a la fiesta de la Embarcación de la Virgen de Alarilla de Fuentidueña de Tajo, dado que engloba elementos de valor y excepcionalidad. La Consejera de Cultura Marta Rivera de la Cruz, asegura que es un «hecho cultural de indudable valor y excepcionalidad», como «procesión fluvial, una expresión de devoción popular de la que hay muy escasos ejemplos», con el «añadido de utilizar para ello una barca de maroma, sistema tradicional de transporte». Como Hecho Cultural, esta fiesta se integra en los usos festivos y rituales, siendo un elemento fundamental en la construcción identitaria de Fuentidueña de Tajo.