Paloma que vas volando,
mensajera peregrina.
Lleva mi corazón
a mi virgen de Alarilla.
Dila que yo la quiero,
que no la puedo olvidar;
dila que yo la espero
en su fiesta patronal.
Un año se me hace largo
para poder contemplar
la carita de mi Virgen
con su gracia angelical.
Al colgarme la medalla
siento yo un escalofrío
al verte en tu Embarcación
navegando por el río.
Madre mía de Alarilla,
en este pueblo eres la dueña,
prendidos de tu hermosura
los vecinos de Fuentidueña.
Virgencita de Alarilla,
tú me enseñaste la fe.
Eres Reina de esta villa,
¡cómo no te voy a querer!