Los meses estivales se cargan de ajetreo, de idas y venidas; de cada vez más caras desconocidas que cambian poco a poco la fotografía de calles y terrazas. En la Plaza los rostros reflejan la sorpresa y la tradición, mezcla de emociones que unos esperan y que encuentran a otros descolocados. A primeros de agosto se presentó la Corte de Honor Alarilla 2025 en una noche que siempre parece colocarnos en los últimos cien metros de la carrera.
Y nos encaminamos al 31, un día que aquí no es el final del verano. El odiado «punto y final» no se pondrá hasta que no suene el petardo de las carretillas el martes de las de Alarilla.
Se anunciaron los Balleneros y el Pregonero 2025, este año con novedad porque será en tripleta. Nuestra más sincera enhorabuena a todos. Y a las peñas más longevas, que subirán también al escenario para que las autoridades reconozcan su constancia y dedicación en favor de la Fiesta.
A medida que ha ido pasando el verano ha ganado importancia y protagonismo Alarilla. Con el trabajo que tocaba hecho en la Vega llegará el jolgorio en el río y la solemnidad del momento culmen de esta nuestra Fiesta: La Embarcación.
Agosto se alargará en Fuentidueña y septiembre se estrenará tarde porque será ya viernes 12. La Novena dará paso a la noche larga e intensa donde se encenderá la Fiesta con Pregón. A él le seguirán músicas, pólvora, ruido… ininterrumpido, intenso momento donde habrá espacio para olvidarse de todo, para recordar a todos; para cruzar miradas y encontrarnos en un mismo punto, todos.
Y río. Habrá río, lugar de encuentro de miradas, recuerdos y emociones. El Tajo recogerá plegarias y promesas mientras por él navega ELLA. La de ALARILLA volverá a congregarnos y será, como cada año en septiembre, el centro de las miradas de miles de devotos y curiosos. Arropada, cuidada y vitoreada por cientos de nadadores hará el recorrido la VIRGEN hasta el Puente de Hierro que cruza el río, ese olvidado Tajo al que volvemos siempre porque tanto debemos y del que tanto dependemos.
El río y la Vega. Nosotros y los que ya se marcharon, presentes todos de alguna manera apostados con nosotros desde hace mil años aquí, hombres y mujeres en su orilla.
Embarcará entre vítores salpicada por mil gotas y empujada corriente abajo al ritmo de cada brazada. Y se asomará El Tope por el remanso anunciando que ya está, que ya viene, que ya… Y aparecerá nuestra querida Virgen de Alarilla esa noche de septiembre, la esperada noche, en su EMBARCACIÓN.
Y al tiempo que pasa ELLA, también la vida cargada para unos de vivencias y para todos, de esperanzas.
El momento se hará largo e intenso. A él le seguirá la pólvora, la música y el ruido hasta que todo termine el martes 16 de septiembre; será entonces fin del verano.
Viva,…
¡Viva la Virgen de Alarilla!