Historias de mi pueblo: la calle de San Andrés
CALLE SAN ANDRÉS EN LA ACTUALIDAD
Nacho y Pedro Mora escribieron en el número 85 de la Fuente de la Dueña del año 2010 como era la calle de San Andrés en décadas atrás, hoy en la Festividad del Patrón lo recordamos
Se inicia esta calle desde la Plaza de la Constitución. En el número 1 antiguo estaba la peluquería de Prudencio Chacón y Encarna, su mujer; la puerta principal de la casa da a la antigua Calle de la Vega, seguida la casa de D. Fernando González, abogado de reconocido prestigio que fue letrado de la Asociación de Matadores de Toros. A través de él se celebraron grandes festivales taurinos con las figuras del momento, como el Niño la Palma.
Hace esquina con la Travesía del Boleo, la casa de Zacarías Sánchez, agricultor, ganadero y bodeguero. Sus caldos se suministraban a muchas tabernas de Madrid transportándolo en cubas que volvían en el carro llenas de lentejas o garbanzos en tiempos del estraperlo; más tarde su vino tinto se lo llevaban en cisternas para La Rioja.
A continuación, la tienda de “las Cubanas”, tienda de tejidos; la tía Baltasara y sus hijas Dioni, Mercedes y Mari tomaban el nombre del marido y padre que estuvo en la guerra de Cuba. Al lado tuvo su taller de bicicletas Eusebio Trigo, que también las alquilaba por horas. La mayoría de los chavales de los años cincuenta aprendieron a montar con estas “bicis”. Eusebio era un acérrimo seguidor de Bahamontes, el gran escalador y ganador del Tour.
Enfrente, la panadería de Cayetano Gallego que había heredado la profesión de su padre, el tío Regino y que después va pasando a hijos y nietos; son famosos sus panes y hornazos. Vecino de este, Vicente González ganadero y fabricante de quesos que con su furgoneta recogía la leche por las fincas. Enfrente su hermano Tomás que tenía la carnicería y más arriba Juan Manuel Sánchez agricultor con bodega en la misma calle.
Vivía aquí el tío Pablo “Bodega”. Le venía este apodo de que llevó muchos años la “Medía” de las ventas de vino y cereales. Cada año el Ayuntamiento sacaba a concurso subasta las pesas y medidas; todas las ventas de vinos y cereales las controlaba “el medidor” al que pagaban un canon por arroba y fanega.
Paco Zamora fue carnicero, ganadero y fabricante de quesos; hasta allí se iba con la lechera a comprar el “suero” un subproducto del queso para hacer sopas. Frente a él vivía Timoteo el alguacil, que también pregonaba: “Se hace saber…, De orden del Sr. Alcalde…” Bandos, pagos de tasas, productos que venían a la plaza —pescaderos, fruteros, puertas, cerdos— y que se ponía en la Travesía de las Huertas, en la Zurriera, en la Bajada al Río, en los Bares y en el Sepulcro. Casi no se le entendía lo que pregonaba, pero que no se te ocurriera preguntarle. -“Timoteo, ¿qué has pregonado? Te juraba en arameo.
La casa del tío Valentín “Regalao” que en tiempos fue Posada era de lo más chocante, pues la entrada por San Andrés salía por Afueras a la Carretera (Silvino Real) a la casa de Mercedes “la Pichilo”, muy señorona porque fue artista de variedades; con ella vivía Nisio, un hombre medio deficiente que siempre iba por la calle corriendo. La gente pasaba por dentro de las casas de una calle a otra, algo que no se entendía.
En esta calle, esquina con la Plazuela, tenía la fragua el tío Pedro “el Herrero” con su peto de tirantes azul; con él aprendió el oficio Antonio. Los mozos de mulas llevaban el formón del arado a “abuzar”. Esta operación consistía en sacarle punta a base de golpes en el yunque con una maza una vez caliente en el horno; también se hacían las ruedas de los carros y galeras y toda clase de forja.
Dentro de la descripción de esta calle llegamos a un entorno de bastante historia social donde estuvo la tienda y la taberna del tío Justiniano y la tía Laura, el baile del Picku, después el salón de baile de verano e invierno, celebraciones de bodas, el cine Avenida, los primeros chatos, los primeros bailes, los primeros achuchones. ¡Cuántos recuerdos! La taberna del tío Paco que después regentó su hija Isa tuvo frontón y allí los jóvenes se jugaban el cuartillo de vino; era típico el recorrido del chateo con y sin gaseosa.