Por Pedro Palencia
El recuerdo y la memoria son palabras que, aun pudiendo parecer similares, encierran una amplia diferencia entre ambos conceptos, especialmente cuando nos referimos a mantener vivo el espíritu de sacrificio y lucha.
Sacrificio y lucha fueron los que mantuvieron las denominadas “13 Rosas”: mujeres jóvenes que, al final de la Guerra Civil española, fueron acusadas, encarceladas y condenadas a muerte por defender sus ideas y no rendirse ante la represión que azotaba a nuestro país en 1939.
El cinco de agosto de 1939, sus vidas fueron arrebatadas en las tapias del Cementerio del Este; sus cuerpos condenados, pero sus nombres convertidos en referentes de lucha y resistencia.
Es necesario mantener viva la memoria de aquellos vergonzosos sucesos que nos remiten a la época más oscura de nuestro país. Por ello, el pasado 9 de agosto, junto a la Fuente Salobre de Fuentidueña, un grupo de vecinos, representantes políticos y representantes sociales se unieron en un acto de memoria de lo acontecido.
Fue un emotivo homenaje en el que se recordaron las últimas cartas escritas por Julia Conesa y Dionisia Manzanero, y que concluyó con una ofrenda floral en señal de respeto.