Vivienda en Fuentidueña: se nos echa el tiempo encima

Por Olga Basega

¡Nuestro último Plan General de Ordenación Urbana data de 1994! Y las últimas actuaciones urbanísticas en el municipio son de 2012. No nos podemos permitir tanto retraso en la planificación y construcción de viviendas nuevas, rehabilitación de las ya construidas y adquisición de suelo para la promoción de vivienda pública.

Fuentidueña ha visto aumentar rápidamente su población en los últimos años. De 2018 a 2022 pasó de 1900 a 2300 habitantes, y el COVID no ha sido la única causa, ni la más importante. La especulación inmobiliaria, abandonada a grandes fortunas y fondos buitre, ha disparado los precios en todas las categorías (alquiler, compra, nueva y usada) y obliga cada vez más a huir hacia la periferia de Madrid donde todavía se puede ejercer este derecho básico. A día de hoy, ya es prácticamente imposible encontrar un sitio donde vivir en nuestro pueblo, y cada vez es más urgente intervenir el mercado desde la autoridad municipal.

Tenemos suelo edificable, vivienda desocupada por rehabilitar o reconstruir, y desde el Ayuntamiento se puede y se debe actuar en este capítulo. La adquisición de terrenos para promoción pública es la única forma de paliar la tendencia histórica. Si no hacemos nada, vendrán los hombres de negro, comprarán, construirán y venderán a precios astronómicos, llevándose unos beneficios que podrían quedarse en el pueblo. Si no nos anticipamos, se repetirá una historia que ya sabemos como acaba.

Urge pues ponerse manos a la obra y elaborar un nuevo plan urbanístico, adecuado a los tiempos actuales y que favorezca a la población. No sé si podríamos conseguir un “milagro” como el de Marinaleda, donde los habitantes pagan 20€ mensuales por una vivienda digna, pero ese ejemplo demuestra al menos que algo se puede hacer, y SÓLO desde la actuación municipal. Hay muchas vías de financiación, tenemos empresas y personal competentes para construir, basta con tener ganas.

No podemos permitirnos perder este tren y dejar que los buitres de siempre capitalicen un derecho tan básico como la vivienda. La cuenta atrás ha empezado, y… ¡fugit irreparabile tempus, balleneras y balleneros!