El Barro nos mancha un poco a todos

Las imágenes de la de Alarilla permanecían todavía en la retina, ordenadas y cargadas de ilusión y emoción. Los vivas a la Virgen resonaban en los oídos, el primero de aquellos intensos días, como un cohete, y el último de ellos, sonando a caliente despedida. El paso lento, los brazos caídos, los ojos dormidos y el cuerpo cansado; el corazón henchido.
A los pocos días se nos anunciaba con ganas por rr.ss el acto de inauguración de un nuevo espacio municipal. El esperado Centro Cultural Villa de Fuentidueña abrió sus puertas para destapar la placa el 26 de octubre. El gentío llenó la platea. Las autoridades agradecieron desde el escenario a muchos el esfuerzo y se esparció arte en forma de baile y canción. Se hicieron chascarrillos después en el hall y el patio exterior degustando el aperitivo.
En esta ocasión permitid que los pase por alto.
Cuando todavía estábamos en esas, octubre nos tenía preparado una tragedia poco corriente a todos en un país como el nuestro, acostumbrado sólo a verlas en otras latitudes. Sí a lluvias torrenciales e inundaciones a finales de verano o en otoño pero nunca antes con consecuencias tan devastadoras. El aviso que hacía la AEMET para el 29 de octubre de la llegada de una DANA ha sido, al menos, poco escuchada por parte de los responsables de aplicar las medidas necesarias para alertar a la población. Esa anunciada gota fría ha provocado una tormenta sin precedentes en décadas, descargando en zonas de Cuenca, Albacete y especialmente en Valencia. El agua primero y el desconcierto después lo inundaron todo haciendo de cada minuto de aquella tarde de martes más grande la desgracia. Los responsables subestimaron la información. La tormenta descargó 772 litros por metro cuadrado en solo 24 horas, uno de los episodios más intensos de lluvias en la historia, según datos registrados en la estación meteorológica de Más de Calabarra en el pueblo valenciano de Turís.
La noche fue larga.
El agua y el fango no solo ha inundado Valencia. Las noticias de la mañana presagian lo peor. “El barro está ensuciando” también cada rincón de España a medida que se van recibiendo noticias, cada una más desgarradora que la anterior. Casi doscientas víctimas mortales registradas al caer la noche del miércoles.
El pueblo en shock. Las autoridades ocupadas buscando en los papeles el renglón en el que pone a quién le toca primero. Vergonzosa actitud que pone de manifiesto una vez más la lucha de poder en este “juego de tronos” del que todos quieren sacar partido en este pueblo tantas veces embarrado ya, en esta ocasión por la jodida DANA.
A la desgracia se ha sumado el desamparo sólo paliado por la generosidad desmedida de los vecinos de todo un país. Desde Fuentidueña se han movilizado diferentes colectivos para recoger y aportar ayuda material, económica y también presencial.
Tres días después han llegado los primeros militares y bomberos que esperaban con las botas puestas impacientes la orden para partir y que no llegaba. Su trabajo profesional e incansable ya salva vidas y consuela corazones.
A todos nos mancha un poco el barro de Valencia.
Gracias. Gracias a todos por la generosidad derrochada.