Con la llegada de mayo, los campos de Fuentidueña de Tajo se visten de verde y llega la celebración de San Isidro. La agricultura no solo es un modo de vida para los que se dedican a ello, sino también una identidad que se celebra y se defiende. Y no hay mejor ocasión para hacerlo que cada 15 de mayo, cuando agricultores, vecinos y devotos se reúnen para honrar a San Isidro Labrador, patrón del campo y protector de quienes trabajan la tierra.
Este año, la Asociación de Agricultores de Fuentidueña ha preparado una jornada de actos como es habitual para festejar a su patrón.
Cultos religiosos y bendición de los campos
La mañana comenzará con la salida procesional de la imagen de San Isidro para la tradicional bendición de los campos. Acompañado por miembros de la asociación, vecinos y feligreses, el santo recorrerá los la avenida Elena Soriano en una procesión sencilla pero cargada de devoción. En un momento especialmente significativo, el sacerdote procederá a la bendición de los campos.
Tras la bendición, se celebrará la misa en honor a San Isidro en la parroquia de San Andrés. Durante la eucaristía, se procederá a la bendición del nuevo estandarte de la Asociación de Agricultores. El estandarte, confeccionado en tela bordada y con la imagen del santo, será portado en futuras procesiones, actos religiosos de Fuentidueña.
Una vez concluidos los actos religiosos, la Asociación ofrecerá un aperitivo abierto a todos los asistentes. Después, tendrá lugar la comida de agricultores, organizada en el Hotel Atalaya, con un menú especial por 30 euros.
San Isidro, el santo que aró con fe

La figura de San Isidro Labrador (c. 1082–1172) está profundamente ligada al mundo rural de Madrid y su entorno. Nacido en la capital de Es`paña, San Isidro trabajó como jornalero en una finca propiedad de la familia Vargas. Su vida estuvo marcada por la humildad, la oración constante y, según la tradición, por numerosos milagros que le atribuyen una intercesión especial sobre la tierra y las cosechas.
Uno de los milagros más conocidos es el de los bueyes que araban solos mientras él rezaba. Se dice que, sorprendido por la devoción de Isidro, su patrón lo espió y descubrió que, mientras el santo oraba, un ángel guiaba el arado por él. Este símbolo lo podemos ver en la talla del Santo que se custodia en la iglesia de San Andrés Apostol de Fuentidueña de Tajo. Ademas. Este y otros episodios alimentaron la devoción popular y lo convirtieron en protector de agricultores, ganaderos y de todo el entorno rural cuya festividad se celebra cada 15 de mayo en todos los sitios.
Otro relato legendario cuenta que San Isidro hizo brotar un manantial al golpear el suelo con su vara, para dar agua a su sediento patrón. También se le atribuye haber multiplicado alimentos y haber salvado a su hijo de un pozo, nuevamente mediante la oración.
Canonizado en 1622, junto a otras grandes figuras como San Ignacio de Loyola o Santa Teresa de Jesús, San Isidro es desde entonces el patrón del campo español, y su fiesta se celebra cada 15 de mayo en pueblos y ciudades de toda España.
Mientras los tractores ya siembran los campos de la Vega del Tajo y los jóvenes agricultores luchan por mantener el legado de sus mayores, la festividad de San Isidro sirve como punto de encuentro y reflexión. En un mundo cada vez más urbano y desconectado de la tierra, celebraciones como esta recuerdan que todo comienza en el campo, que cada alimento tiene detrás una historia de esfuerzo, y que la fe y la cultura siguen siendo un motor de cohesión.