La temprana Semana Santa 2024 cayó en marzo y fue especialmente lluviosa. Más de 140 litros por m2 regaron campos y calles. El Domingo de Resurrección con frío y amenaza de nieve. Pero en Fuentidueña nadie se queda sin “correr el hornazo” ese día, porque si no se puede en el campo siempre hay casas donde hacerlo rodeado de amigos o familiares. Es la excusa perfecta para juntarse y nunca mejor que en torno a este dulce típico de la Semana Santa fuentididueñera.
Tras las celebraciones religiosas comenzó la más lúdica y esta tiene que ver con la dulce gastronomía de Fuentidueña. Los días previos al Domingo de Ramos ya huele a bollo en las casas y sobre todo en el horno de pan de la localidad. Es verdad que ahora con menos actividad que antaño, pero siempre activo. Los hornos de casa ahora tienen otras prestaciones. O se compra, que es más cómodo. En cualquier caso Fuentidueña huele a Hornazo.
Son ellas, las madres y abuelas, las cuidadoras de la receta centenaria que mezcla ingredientes sencillos para convertirlos en hornazo tras unos minutos en el horno. De ahí su nombre que no debe confundirse con el de otras partes de España donde es una especie de empanada salada.
Lo mejor y más esperado, después de haberlo probado y dado el visto bueno durante toda la Semana festiva, es poder correrlo en el campo con amigos o familiares. Y ello lleva implícito cascar el huevo cocido que lleva en el centro. Este suele acabar estrtellado -cascado- en la frente del más nuevo o despistado del grupo.
La tradición, con matices en forma y fondo, se celebra también en otros pueblos de la Comarca como Brea, Carabaña, Estremera, Perales de Tajuña, Tielmes, Valdelaguna, Valdilecha o Villarejo de Salvanés.
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