En plena mitad del siglo XIX, cuando los caminos eran aún de tierra, los viajes por España se contaban en días y no en horas. La existencia de un parador en 1854 en una villa como Fuentidueña de Tajo, ubicada en una de las arterias que conectaban Madrid con el Levante, tenía una importancia vital …
Autor: MLuz Dominguez
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