A las puertas de celebrarse unas elecciones municipales y autonómicas me resulta difícil escapar a la tentación de poner dos líneas sobre el tema.
En casa son cuatro los partidos que concurren a la Alcaldía. Según la sabiduría popular “tener más cartas asegura mejor juego”. Si esto es así entonces los fuentidueñeros estamos de enhorabuena esta vez.
Los unos tiran la casa por la ventana aprovechando la bonanza en las arcas municipales –que todavía queda hucha– presumiendo de torres y esforzándose por poner las mejores caras; los otros se esmeran por reforzar sus listas, asegurándose fuerza para afrontar la contienda y poder asaltar así el feudo. Los que acaban de aparecer en escena, claro está, con buena cara.
Pero los candidatos, por la experiencia de los resultados en otros comicios, mejor si son conocidos. Pero es que conocer, conocer, … de cara. Que “En la mesa y en el juego se conoce al caballero”, dice el refranero.
Unos y otros, todos se llenan la boca con interesantes proyectos –unos más y otros menos– con los que pretenden convencer a los indecisos. Ahora se trata de hacer propuestas. Algunas, humo.
Ah, y no hace falta proponer nada para esos que cada uno tiene convencido de antemano; ni para aquellos que tiene situados en las antípodas de sus políticas.
“Trabajo es lo que hace falta”, le he oído decir mil veces a mi padre mientras escucha con atención las promesas de estos y aquellos. ¡Y qué razón lleva!
“El trabajo es salud”, dijo alguien acuñando una expresión que está cargada de sabiduría. Y no lo es solo porque el hecho de estar trabajando es señal de que uno está sano sino porque el trabajo desarrolla, forma, ocupa, fortalece, cansa, divierte, estimula,… y nos permite obtener unos ingresos que hacen que la vida nos sea más fácil, y si me apuras, más divertida.
¿Quién avanza y progresa si no es trabajando? Me atrevo a decir que nadie, aunque sé que las casualidades y la suerte existen.
Esperar el fin de mes para que caigan las migajas no debería ser solución para nadie. Depender de limosnas no saca a nadie de la pobreza. Fidelizar a cambio de pan es otra manera de esclavizar.
En tiempo de Copa del Rey y Champions viene al pelo decir que nadie gana un partido sin prepararlo y que ninguno aguanta noventa minutos sin haber entrenado; que nadie mete goles sin tirar a puerta. Luego hay que jugarlo.
Respetados políticos, piensen en crear trabajo digno que nos haga personas libres. Quizá así se acabarían los problemas de la vivienda, de la cesta de la compra, de la natalidad,…
¿O es que no interesa que seamos personas libres?
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