Eran tiempos difíciles los de la posguerra. Los años 40 estaban llenos de deficiencias, faltaba trabajo y por tanto al no existir ingresos, no se cubrían las necesidades básicas en la mayoría de las familias en unos municipios con una actividad eminentemente agrícola que no cubrían el pleno empleo. Eso hacía que la mayoría de las personas en edad de trabajar estuvieran “a verlas venir” la mayoría del año, excepto en las recolecciones. En el campo solo se cultivaban trigo, cebada, centeno, avena,… cereales de secano. Las aguas de rio Tajo se contemplaban con nostalgia. Hay constancia de las inquietudes de las asociaciones de agricultores y los sindicatos obreros que se reunían a nivel local y comarcal para tratar la posibilidad de un proyecto para regar para hacer las recolecciones más beneficiosas, además de poder recolectar otros productos más rentables.
En el archivo municipal del Ayuntamiento de Fuentidueña existe una notificación con fecha de 4 de diciembre de 1933 dirigida al Alcalde, convocándole a una reunión informativa sobre el Proyecto de Regadío que afectaba al municipio según el Plan Hidrológico Nacional que proyectaba el Ministerio de Obras Públicas, siendo titular D. Indalecio Prieto, a la sazón, Ministro de Obras Públicas del Gobierno de la República Española, cuyo Presidente era D. Manuel Azaña.
El documental Spanish Earth (Tierra Española) realizado en 1937 por los intelectuales internacionales Joris Yvens, Ernest Hemingway y Jonh Dos Pasos en colaboración con las autoridades locales de aquel entonces, refleja las inquietudes del Municipio por un desarrollo más próspero para todos mediante el sistema de riego.
Pero fue el cura de Estremera Don Teófilo Roldán el que tuvo la iniciativa de escribir una misiva al Pardo, residencia oficial del Jefe del Estado D. Francisco Franco, informando de las necesidades de la Comarca y la posibilidad de atajar aquella penuria si se llevase a cabo el proyecto de regadío.
A los pocos meses se recibió en la centralita telefónica de Fuentidueña un aviso para entregar a D. Teófilo, con la urgencia de presentarse en el Ministerio de Obras Públicas ante el ingeniero jefe D. Benito Jiménez para una reunión donde exponer su idea sobre el proyecto de regadío de las vegas. Pasado un tiempo de nuevo fue citado, esta vez para personarse ante el Jefe del Estado, el cual le informó que el Proyecto del Canal de Estremera que él solicitaba, era ya una realidad.
Según recuerdan los “viejos del lugar” el pueblo de Estremera esperó la llegada del párroco en la plaza, llevándole a hombros hasta la iglesia donde cantaron himnos de alabanzas y exaltación, agradeciéndole su gestión.
El proyecto inicial se llevó a cabo con la construcción de la presa en el término municipal de Drieves, análoga a la de Temisconata (EEUU) y se inauguró el 1 de Enero de 1950. Desde dicha presa se encauzaba el agua en el canal para regar 3000 hectáreas de la margen derecha del rio Tajo regando así las vegas de los municipios de Drieves, Almoguera, Estremera, Fuentidueña de Tajo Villarejo de Salvanes, Villamanrrique de Tajo y Villarrubia de Santiago. Dicha canalización discurría por dichos municipios hasta empalmar con la Acequia de Aranjuez.
El denominado Canal de Estremera, nombre que parece inducido por el autor de la solicitud, es una obra plagada de sifones, acueductos y túneles algunos de los cuales todavía hoy se pueden observar en Fuentidueña.
Con el Proyecto de Modernización del Riego con el objetivo de ahorro de agua mediante la canalización por tuberías, el canal a cielo abierto quedó anulado rellenándole con restos de acequias y materiales de residuos dando lugar a la senda ecológica Camino Natural del Tajo actual, solicitado a la Confederación Hidrográfica del Tajo por los Ayuntamientos afectados.
La revista Obras Públicas, en su publicación con fecha de julio de 1949 sobre el Canal y la Presa de Estremera, recoge un artículo donde el Ingeniero de Caminos autor del Proyecto D. Benito Jiménez Aparicio, desarrolla la magnitud e importancia de dicha obra. En la página 319 refleja su complejidad señalando que “a partir de Fuentidueña hacia abajo aparece la segunda terraza que en su origen casi llega al borde del río y se hace preciso cruzar el Arroyo del Charco y la A-3, mediante la construcción de un sifón y un túnel por una calle de las afueras del municipio, hasta conectar con el Canal a cielo abierto. Dicho túnel tiene una longitud aproximada de 850 mts.
No vamos a analizar los perjuicios locales ocasionados en contraposición de las ventajas para la economía del municipio como consecuencia de las obras: mano de obra inmediata, el plan de regadío, fomento de los beneficios agrarios que vieron en positivo nuestros antepasados y disfrutan los predecesores actuales.
Ese túnel de 850 m que atraviesa Fuentiudueña y que quedó ahí inutilizado, inservible y clausurado ¿podría ser recuperable como espacio de ocio, de utilización sociocultural…¿Y por qué no como REFUGIO de defensa antinuclear?
Ahí queda.