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La fábrica del Esparto de Fuentidueña

Pedro A. Mora

Otra industria importante del siglo pasado en fue la puesta en marcha de la Fábrica de Esparto por D. Gabriel Manzano. Estaba ubicada en la actual confrontación de la Avda. con la C/ Espartería y allí se elaboraba el esparto hasta conseguir un producto final como maromas, sogas, ramales, ataderos, estropajos, etc…
El esparto como materia prima se recogía en los cerros de las dehesas. Los expertos recolectores históricos fueron entre otros los recordados Rufino, Eladio, Ovidio … Solía recolectarse después de la clásica siega de cereales del verano y la operación consistía en arrancar las briznas de esparto de la cogiendo el manojo con la mano izquierda y liándolo al palo de unos 30 cm llamado “de recogida” que se llevaba en la mano derecha. Se conseguía dando un tirón fuerte con el que se arrancaba. Con mañas se conseguía formar los haces para trasportarlos a las pozas de agua del manantial de Santa Elena y las de la Toma, junto al arroyo, para que se cociera. Allí se mantenía el esparto unos meses hasta que estaba en condiciones de ser tratado. Entonces se extendía en hileras en las eras se le daba vueltas hasta que secaba.
La primera parte del proceso del producto se realizaba en la machacandera o machacador, sistema de mazos de madera que subían y bajaban mediante rodillos, donde las operadoras “picaban” el esparto hasta dejarle dúctil y manejable. Esta operación la realizaban entre las que se encontraban Marta, la de la tía Filomena, Juliana “la Saturia”, María Sánchez “Mariquita”, la hija de la tía Fidela, Ángeles, Encarna y Sagrario Fructuoso, las hijas de la tía Sagrario. También estaban en la cuadrilla la tía Juliana la del Castillo, Juliana su sobrina y Ángeles “la Riega”. Este trabajo era a jornal pero hacían estropajos a destajo, otro producto de elaboración de esta fábrica espartera.
La segunda operación era la del rastrillado que consistía en pasar el esparto por un rastrillo de púas que dejaba las fibras aptas para el manejo de la hilada. Comenta Mariano Rodríguez que él realizó esa operación durante cuatro años, hasta que enfermo con pleura.
El Hilado se llevaba a cabo en la rueda, un artilugio de cuatro patas con una rueda grande y cuatro enganches rotativos donde los hiladores trenzaban su hilo. Generalmente la rueda la manejaban expertos niños con la habilidad de marcar un ritmo en compenetración con los hilanderos que, marcha atrás, tejían el hilo hasta llegar al final del recorrido siempre en función de la longitud de la maroma que se pretendía llevar a cabo y según los hilos. Seguidamente se enganchaban los hilos al “garabís”, una especie de gancho que daba vuelta sobre sí mismo y que sujetaba un operario con fuerza. Se instalaba la garrucha entre los hilos y otro empleado la iba pasando al ritmo de la rueda trenzándose la maroma hasta llegar al final. Allí varios empleados la templaban dejándola lista para la venta.
Entre los hilanderos se encontraban Lucio Cambronero que hacía de encargado, Domingo Carralero, Raimundo Mora, Antonio Sastre. Félix Rodríguez comenta que desde niño dio a la rueda y realizó todas las tareas de esta producción de la fábrica. Paco Domínguez y Alfonso Cambronero también realizaron tareas en la fábrica desde niños. Gabriel “Manzanillo”, hijo del propietario, hacía de representante del negocio.
Relacionado con el esparto existía una economía doméstica de empleo en diferentes entornos que ayudaba a subsistir, sobre todo a las familias numerosas o sin empleos fijos. Se trataba de realizar el trabajo con el esparto de manera rudimentaria. Se obtenía la materia prima “a la de la luna”, se machacaba con mazas en las famosas “lanchas” que había en las entradas de las hasta dejarlo óptimo para hacer la “torcía”, dando lugar a “la tomiza” que servía para venderla para ataderos para amarrar los distintos haces. Incluso lo vendían a la propia Fábrica de Esparto de la que son objeto estas líneas.
También hicieron trabajos con el esparto los hermanos Leandro y Ángel Castillo y Raimundo Mora de forma más modesta. Elaboraron cuerdas de esparto y de cáñamo para realizar redes para trasporte de utensilios. Máximo, Raimundo y Leandro hicieron una exhibición de estos trabajos con garrucha en el Mercadillo Medieval de Fuentidueñá de 2001.
En Nuestra Comarca la industria del esparto estuvo muy generalizada. de Salvanés destacó en producción, así como en y . Eran famosos los peludos, las cinchas, las aguaderas etc…

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