Un adiós cargado de emociones

Maria del Olmo Chelle

El día 18 de diciembre puse fin a este deporte. Os quería contar mi pequeña historia en estos diez años. Este deporte ha sido mi vida, y lo que he sentido con este deporte no lo había sentido jamás. Ojalá todo el mundo sienta eso alguna vez.
Yo no empecé a la vez que mi hermana, a mí no me llamaba la atención, pero, en navidad las vi bailar y mi entrenadora me dio una sorpresa y me bajó allí con todas. Desde ese momento empecé a practicar este deporte. Gracias a ese día noté ese sentimiento. Empecé con un grupo de chicas y empezamos hacer bailes y más bailes, que al paso del tiempo nos unimos e hicimos un conjunto que me ha enseñado muchas cosas. Me han enseñado que aunque te caigas se puede volver a intentarlo mil veces y que al final del túnel se ve la luz.
He tenido muchas amigas pero ellas me han ayudado muchísimo y es verdad la frase que dicen: las amistades que se hacen en un deporte son de las mejores, que razón.
Hemos estado juntas en los mejores momentos y en los peores nos hemos unido más. Además, nos dejamos la vida por este deporte que luego se suelta en un baile de 90 segundos donde se ve todo el esfuerzo y la dedicación de todo un año. Chicas mil gracias, siempre os llevaré conmigo porque los mejores momentos de mi vida han sido aquí y nunca los podré olvidar. Y no es por egocentrismo pero, sabemos que somos el mejor conjunto de todos y quien lo niegue está loco, pero no tan loco como nosotras, no, eso es imposible.
Gracias a mis padres que aunque no les hacía mucha gracia llevarnos de un sitio a otro al final han cogido cariño a la gimnasia rítmica aunque un poco tarde. Además no se me olvida cuando tuvimos la primera competición de conjunto y me dijo mi madre que este no era mi deporte. Pero te he demostrado que quien quiere puede y yo me he ido superando y logrando muchos éxitos. Os quiero.
Gracias a Dolores por tus ánimos desde la grada y porque gracias a ti nuestros maillots han sido los más bonitos y los que más han brillado.
Lo más importante se deja para al final. Para mí, Virginia es algo más que una entrenadora ya que he pasado gran parte de mi vida a su lado. ¡Quien lo diría, 10 años! Aún recuerdo mi primera competición de individual, las olimpiadas, una competición que no pensaba que llegaría a la segunda posición ni se me pasó por la cabeza. Cuando me nombraron ni me lo creía y creerme todo es posible. Y desde ese momento me seguí superando a mí misma hasta quedar campeona de mi categoría en intermunicipales que, para algunos será algo cualquiera pero para mí fue muy especial. Tenía tantas emociones pero sabía que mi entrenadora no dudó en mi ni un segundo. Que feliz estoy ahora mismo de recordar todos estos momentos y de que poco a poco, haciendo lo que te gusta y esforzándote se consigue.
Quiero darte las gracias, porque me has enseñado a luchar, a esforzarme, a saber lo que es realmente un equipo; también gracias por aguantarnos sobre todo con nuestro pavo, nos tocó la lotería contigo. Los entrenamientos eran una liberación en mi día a día y el conjunto mi vía de escape. Se que nunca fui una gimnasta perfecta, y que nunca he tenido mucha flexibilidad, pero siempre has contado conmigo y eso hacía que me sintiera especial
He decidido contar todo esto ya que después de diez años me retiro. Me duele, lo sé, porque siempre pensaba este tema y no creía que fuese a llegar el momento. Pero todo esto se acaba, y mi final ha llegado. Con lágrimas en los ojos y un gran dolor me despido de la gimnasia. Aunque sé que solo será un hasta pronto.
Gracias por todo, gimnasia rítmica.